Los recuerdos van surgiendo en mi mente de aquel dia tan triste como nieblas oscuras que turvan la memória.
Recuerdo que había salido de casa para un encuentro en un restorán. Y recuerdo que la persona por el cual esperaba no apareció y que yo había salido sin dirección.
Recuerdo que estaba lloviendo a mares y que entre en aquel cine porque no tenía outro sitio donde meterme. Era domingo, habían dado lãs diez de la noche y hacía bastante rato que había empezado la película. Me senté en la última fila y lo primero que hice fue quitarme los zapatos, que se me habían puesto perdidos de barro. La película que estaban echando era de amor y salía una chica rubra con un buen par de melones y un fulano que llevada un sombrero con una pluma y un mónton de medallas en el pecho.
Un tipo con pinta de príncipe o algo así. Al cabo de un rato me quedé como un tronco y cuando me despertó el acomodador había salido casi toda la gente. Ya estaban encendidas las luces, pero a pesar de todo me puso la linterna a un palmo de la nariz y me preguntó si pensaba que aquel cine era un hotel.
Bien que me gustaría que fuera, fue mi respuesta. Ya había tomado banho, jantado y olvidado el dia. Con ojos medrosos él me dije que yo no podría quedar ali. Otras voces aparecieron en el ambiente que yo no había percibido: agitadas y cargadas de tensión. Era la policía. Un crimen había acontecido ali. Sólo ahora acuerdo del ocurrido con claridad: alguien había asesinado la persona que yo había esperado en el restorán. Um crimen marcado por el misterio y sin vestigios del culpable. Sale dali apresuradamente, Estaba resuelta a olvidar aquel día para siempre.




